Estaba en la fila del banco, cuando llega una señora y le pide a la persona enfrente de mi que si podía dejarla entrar, ya tenía yo mas de 15 minutos esperando, tranquilamente ella llegó, pidió el favor y se ahorró un buen tiempo de fila.
El gerente daba vueltas entre la gente, le pedí que viniera y le dije, con una sonrisa, esta señora no hizo fila y pretende pasar, a lo que el resto de las personas de la fila empezaron a reclamar, el gerente, amablemente le pidió que iniciara la fila porque era injusto para los que si la hicimos.
La mujer, con desplantes y groserías se salió del banco aventando la puerta, me sentí mal por un momento, pero no pude dejar de hacer algo por aquello que me parecía injusto, busqué la mejor manera, así que tuvo que dar resultado.
Me sentí orgullosa, puesto que en otro tiempo, le hubiera reclamado airadamente a la mujer por ser abusiva, a como se vió la señora, seguro me hubiera contestado de igual manera, y hubiéramos armado un zafarrancho.
Una prueba mas de que una sonrisa puede mas que mil palabras y que el respeto al derecho ajeno es la paz.
1 comentario:
- Anónimo29 de noviembre de 2011 18:42