Estaba sentada en el jardín viendo a los niños jugar, la gente que pasaba, unas apurados por llegar, otros sin prisa alguna. La plaza estaba siendo visitada por un sinfín de palomas, que se acercaban a la gente en busca de comida, pero enmarcaban la plaza con su vuelo.
Algunos niños perseguían a las palomas, mientras otros les daban semillas y migajas de pan, las aves se acercaban a ellos con confianza.
Una niña de unos dos años, vestida de tutu rosa con un moño enorme, dos chonguitos como plumitas, reía correteando a las palomas y dandoles de su galleta, en eso pasa una señora cargando a una niña discapacitada, de unos siete años, que no podía mover sus piernas, por lo que su mamá la sentó junto a las palomas. Se le acerca la niña del tutu, tomándola de la mano le señala las palomas, jalándola para que la acompañe, al ver que la nena no podía moverse, intenta sin éxito cargarla, y se agachaba para ver sus ojos, quizás no estaba viendo lo mismo que ella. Le explicaba con palabritas sin sentido que fueran juntas a ver a las palomas.
No dejó de intentar llevarla a disfrutar correr tras las palomas, hasta que su abuelo, le ayuda a cargar a la niña, y seguirla através del jardín, con las palomas revoloteando a su alrededor.
Con imágenes como estas, la fé en las personas se renueva, las ganas de compartir los momentos en su mente sin complejos, llevó a que la niña compartiera esa felicidad que ella sentía. ¿No es algo digno contar?
Algunos niños perseguían a las palomas, mientras otros les daban semillas y migajas de pan, las aves se acercaban a ellos con confianza.
Una niña de unos dos años, vestida de tutu rosa con un moño enorme, dos chonguitos como plumitas, reía correteando a las palomas y dandoles de su galleta, en eso pasa una señora cargando a una niña discapacitada, de unos siete años, que no podía mover sus piernas, por lo que su mamá la sentó junto a las palomas. Se le acerca la niña del tutu, tomándola de la mano le señala las palomas, jalándola para que la acompañe, al ver que la nena no podía moverse, intenta sin éxito cargarla, y se agachaba para ver sus ojos, quizás no estaba viendo lo mismo que ella. Le explicaba con palabritas sin sentido que fueran juntas a ver a las palomas.
No dejó de intentar llevarla a disfrutar correr tras las palomas, hasta que su abuelo, le ayuda a cargar a la niña, y seguirla através del jardín, con las palomas revoloteando a su alrededor.
Con imágenes como estas, la fé en las personas se renueva, las ganas de compartir los momentos en su mente sin complejos, llevó a que la niña compartiera esa felicidad que ella sentía. ¿No es algo digno contar?
Anónimo dijo...
Hola comadre, me encantó todo tu blog, como siempre, escribes y pones cosas muy padres y que llegan al corazón. Mil gracias por hacerlo. Te extraño!!! Adriana
Gracias por visitarlo Adriana! te he quedado muy mal pero mi vida no tiene pies ni cabeza en estos días......la proxima semana te pongo gorro para verte......yo tambien tengo tanto que platicar contigo.... un mega beso
Gladys Roa me encantooooooooooooo!!!!!
Esta bien bonito, hermoso... me gusto mucho...
Memo Ochoa Avila Roa
Memo Ochoa Avila Roa
sniff, sniff, esta hermosoooooo, quisiera tener la sabiduria para ser la niña del tut con mis alumnos, con mis hijos, con mi esposo, que hermosos sentido tendria la vida...dar hasta darte......mua!!