Durante mucho tiempo, cada vez que quería algo, me decía a mi misma, después vengo y lo compro. Luego ya en casa me arrepentía tanto de no haber decidido comprar aquello que me encantó, me decía a mi misma, la próxima vez no me voy esperar. Luego veía a una señora muy chula con aquel sweter que no me compré y quería arrancárselo y pisarlo. (Exageré...solo quería quitárselo y salir corriendo con él)
Luego, siempre pasaba por ese Museo, y pensaba, la próxima vez voy a entrar, y tranquilamente voy a ver cada uno de lo que exhiben ahí. Regresaba a todos mis deberes acumulados del día.
Cuando los niños estaban pequeños pensaba, cuando crezcan, voy a ir a darme un masaje, porque con tanto trabajo, ni pensar en una mañana dedicada a eso. Pero pasó el tiempo y tampoco lo hice.
Fuí a ver la película de " EL ESTUDIANTE", saliendo de ahí, me entró la melancolía, siempre había querido tomar esa clase y jamás me dí el tiempo para hacerlo. Salí pensando que me inscribiría en el siguiente curso. Obvio, aquí estoy sin ese curso de literatura que quería.
Estoy ahora sentada pensando en todo eso, no me compré ese traje de baño, no fuí al museo, no tuve tiempo para el masaje, ni me inscribí a esa clase que siempre quise...
El después está a la vuelta de la esquina, te casas, tienes hijos, trabajas, en casa o en algún otro lado, y de repente ¡Boom! tengo 47 años...ahora apresuradamente, quiero correr y hacer todo...pero perdí el interés.
Empecemos por lo que quiero hacer ahora... Voy por ese pastel de chocolate, ¡No lo voy a dejar para después!