domingo, 3 de abril de 2011

Y LLAGÓ EL DESPUÉS

Durante mucho tiempo, cada vez que quería algo, me decía a mi misma, después vengo y lo compro. Luego ya en casa me arrepentía tanto de no haber decidido comprar aquello que me encantó, me decía a mi misma, la próxima vez no me voy  esperar. Luego veía a una señora muy chula con aquel sweter que no me compré y quería arrancárselo y pisarlo. (Exageré...solo quería quitárselo y salir corriendo con él)

Luego, siempre pasaba por ese Museo, y pensaba, la próxima vez voy a entrar, y tranquilamente voy a ver cada uno de lo que exhiben ahí. Regresaba a todos mis deberes acumulados del día.

Cuando los niños estaban pequeños pensaba, cuando crezcan, voy a ir a darme un masaje, porque con tanto trabajo,  ni pensar en una mañana dedicada a eso. Pero pasó el tiempo y tampoco lo hice.

Fuí a ver la película de " EL ESTUDIANTE", saliendo de ahí, me entró la melancolía, siempre había querido tomar esa clase y jamás me dí el tiempo para hacerlo. Salí pensando que me inscribiría en el siguiente curso. Obvio, aquí estoy sin ese curso de literatura que quería.

Estoy ahora sentada pensando en todo eso, no me compré ese traje de baño, no fuí al museo, no tuve tiempo para el masaje, ni me inscribí a esa clase que siempre quise...

El después está a la vuelta de la esquina, te casas, tienes hijos, trabajas, en casa o en algún otro lado, y de repente ¡Boom! tengo 47 años...ahora apresuradamente, quiero correr y hacer todo...pero perdí el interés.

Empecemos por lo que quiero hacer ahora... Voy por ese pastel de chocolate, ¡No lo voy a dejar para después!

VIVIR Y SOÑAR

Vivir es cada momento del día,
Una charla con los niños de camino a la escuela,
Un café con tus amigas,
La sonrisa de tu hijo, una caricia,
El trabajo que disfrutas,
Cada uno de estos momentos,

forjan el futuro de tu vida.

Tomarte el tiempo para explicar
como vuelan las mariposas,
Hacer un pastel especial o hacer una poesía,
Ver el amanecer mientras manejas,
O el atardecer en el parque, jugando con tus hijos,
Hacer tu deporte favorito,
o ver una película en familia.

Ver los paisajes en un viaje,
Una llamada inesperada,
Una gota de rocío,
El olor de tu hijo al abrazarlo,
Un beso tierno de tu madre.

Soñar…es para los que se duermen esperando,
Dejando pasar esos momentos, que llenarían de vida sus días.

miércoles, 23 de marzo de 2011

LOBOS POR CORDEROS

Tenía una amiga que toda la vida nos tenía saturadas de consejos religiosos, que si el salmo numero tal, que deberíamos leer la biblia. Solía hacer reuniones para rezar el rosario, invitaba a todas sus amigas a su casa o en casa de las demás y a rezar se ha dicho. Cada vez que me la encontraba, sin importar el lugar, empezaba con sus lecciones -"Dios dice que santificarás las fiestas y yo nunca te veo en misa".

Sé que no soy apegada a la iglesia, pero procuro vivir en congruencia con lo que digo y hago, las pruebas que he sentido en el camino, he hecho lo mejor que puedo para superarlas, quiero y trato de dar un ejemplo a mis hijos, no solo decirles que deben hacer o como deben hacerlo, pero aún así, llegaba después de verla y pensaba -"He sido mala, quiero un látigo, ¡Ya!"


En una ocasión, mi hijo, me pidió ir al gimnasio del club, yo tenía trabajo y regresaría por él hasta después de tres horas, así que solo se bajó del auto, y para no perder la costumbre, aceleré porque iba tarde. Regresé al término de mi jornada y no lo encontré por ningún lado, hablé a su teléfono sin obtener respuesta, el terror se apoderó de mí, por último pensé, se ha de haber regresado a la casa.

Llegué como Pedro Infante gritando, ¡Torito, Torito! buscando a mi hijo, entonces volteo y lo veo llegar por la calle muerto de cansancio, le pregunté que había pasado y me narró su calvario.

"Cuando llegué al gimnasio, estaba cerrado,  le pedí al guardia que me prestara el teléfono para avisarte, pero como no había luz, los teléfonos no funcionaban, olvidé el celular en la casa junto con la cartera, salí y me senté en los escalones, en eso vi pasar a tu amiga, la que siempre me dice que vaya a misa, le expliqué lo que me estaba pasando, esperando su ayuda, y solo contestó -Ay, pobrecito, y se fué. Así que me vine caminando desde allá hasta la casa".

Primero quise llamarla y decirle algunas cuantas cosas, luego pensé, mejor cuando la vea le voy a poner el pié para que se caiga, mi cabeza se llenó de ideas para buscar cómo decirle cuanto me dolió su acción. Al final solo le dí a mi hijo un vaso de agua con hielos.

Al día siguiente, haciendo fila para un pago, se acerca "mi amiga" y empieza con su peroreta, que el sábado y domingo habrá un retiro en la iglesia, que estaría encantada de que la acompañara, voltee, la vi y solo me cabié de fila.

COMO NOS DIJERON NUESTROS PAPÁS

A nosotros nos tocó ser una generación llena de obligaciones para con la familia, recuerdas que tu mamá o tu papá te conminaba a cuidar de tu hermanita o hermanito, sin preguntar, solo, ¡Te encargo a tu hermano! aún de cuarenta y tantos todavía siento la necesitad de llamar a mis hermanitas, preguntarles como están, oir su voz y saber que realmente están bien, casi pedir una foto, para verificar que me dicen la verdad.

Mi hermanita me contó ayer- "¡No vino la muchacha!"- y la otra, -la Doctora que fuí a ver ayer como que no me puso atención-. Quiero cruzar la pantalla de la computadora, irme por el cable del internet, (quizás es la única manera de adelgazar) y ¡Golpear a la doctora y a la muchacha!

Nunca he podido quitarme esa sensación de que tengo que ayudarlas por mas que lo quiero pasar por alto. Aún que son adultas capaces de manejar sus problemas.

¿Eso nos habrá hecho mas responsables? o ¿Nos marcaría de culpabilidad para el resto de nuestra vida?

Bueno, creo que es algo con lo que debemos de luchar para no repetirlo con nuestros hijos, evitarles el sentimiento de culpabilidad que les llegaría a carcomer el espiritu.

Por mientas, dejame llamarle a la muchacha de mi hermanita, ¡Me va a escuchar!

ES UN TIRANO

 Desde el anuncio de su llegada que exige, no fumes, no puedes comer eso, levántate y camina porque es bueno para mí. Imposibilitada para hacer la mayoría de las cosas que acostumbrabas, te resignas y esperas con ansía.

Ya en la víspera de su llegada, las compras para recibirlo rebasan tu capacidad de pago, no importa ¿Él lo vale! Dolores, incomodidades, todo.

Su recibimiento es espectacular, visitas, felicitaciones, por fín llegó el esperado día, pero el pequeño pide atención contínua, no te puedes distraer, porque con un estruendoso grito llamará por ti, para que lo alimentes y lo duermas.

La mayoría de la casa está invadida. Desde la entrada, la pelota te hace brincar, inesperadamente, un carrito llega a tus pies provocando una estrepitosa caída y solo sonríes.

Ocupa tu lugar en la mesa, recuerda que necesita espacio, obligándote a comer parada, en sesiones de minutos, porque si le quitas la vista, acabará con la comida dispersa por toda la casa decorando tus paredes.

Que decir de la tarde, saca tus cualidades de actora, payaso, malabarista o bailarina, para atrapar su atención ¡Aunque sea por cinco minutos!

Cansada, despúes de lograr dormirlo, te dejas caer en la cama, sin despintarte o ponerte pijamas, ¡Solo descanso! Súbitamente el sonido de sus piecesitos arrastrándose por el pasillo te sacan de tu letargo, chocando con las puertas y paredes que inesperadamente encuentras en tu camino.

Él voltea, con sus bracitos que apenas alcanzan a rodear tu cuello….te dice ¡mami!


Y sigues atada a la voluntad de ese adorable tirano.