Camino a casa un día, ya de regreso de un viaje, nos bajamos a comer, nos moríamos de hambre. Apresuradas, bajamos de la camioneta y nos sentamos en unos tacos a la orilla del pueblo, en un puesto en medio del camino.
Ordenamos nuestros tacos, cuando un hombre en una bicicleta empezó a chiflar, volteamos a ver a quien le hablaba, no sabíamos quien era, así que lo ignoramos. El hombre insistente chiflando clamaba nuestra atención, hasta que el taquero nos dice que nos hablaba a nosotros, a lo que respondí -"Dígame" el hombre solo enseñó una cartera, la cual me resultó conocida, corrí hacia el hombre, quien se veía muy necesitado en su bicicleta despintada, me dice -"Se le cayó esto" me dió mi cartera y siguió su camino.
Atónita ante el hecho me quedé parada, no le di mas allá que las gracias, pensé, -"Debí darle dinero"- pero el hombre no me dió ni oportunidad, solo dijo, de nada.
En estos tiempos y todavía hay gente que hace lo correcto, sin decirlo en el periódico, ni esperando una retribución.
Hacer el bien, ayudar a alguien, es algo personal, propio, no necesitas gritarlo, solo saber que hiciste lo correcto, Dios te regresará esa buena obra con algo que siempre esperaste...¡Estoy segura!
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